Le Bon Marché abrió sus puertas en 1852. Sus propietarios, Aristide Boucicaut y su mujer Marguerite estaban ambos a favor de “un NUEVO CONCEPTO DE TIENDA que involucrara a todos los sentidos”. El modelo comercial que proponían era moderno, arriesgado y, como luego se demostrará, precursor y revolucionario. En Le Bon Marché los precios eran bajos, los márgenes reducidos y existían opciones como el envío a domicilio, la venta por correspondencia, los cambios de productos o las rebajas.
Combinando elegancia y originalidad este espacio único, fue diseñado por el arquitecto Louis Boileau y el ingeniero Gustave Eiffel.